Sufren disminución en la presión e incluso cortes a partir del accionar irresponsable de usuarios que, incumpliendo toda norma, intervinieron la red con salidas que desvían el caudal para usos particulares. Este accionar perjudica a distintas jurisdicciones del departamento San Martín.
“El principal problema que se presenta en la actualidad es la existencia de conexiones clandestinas, muchas veces instigadas, que provocan además de pérdidas de agua, daños en el acueducto que a veces son de consideración”, explicaron desde San Luis Agua.
Para resolver esta situación, la empresa estatal, a través de los equipos de Planificación y Policía del Agua, intervendrá en el sistema en dos etapas. La primera consistirá en un sinceramiento de conexiones no registradas por los vecinos, quienes deberán especificar qué características utilizan en la conexión. En segunda instancia se realizará un relevamiento e intimaciones por parte de Policía del Agua, en caso de que falte regularizar conexiones.
En ambas etapas, San Luis Agua realizará la comunicación pertinente de manera que todos los vecinos cuenten con la posibilidad de realizar los trámites correspondientes.
Algo de historia
El Acueducto San Martín es una obra que se ejecutó durante la primera gestión del gobernador Claudio Poggi, precisamente en 2015. El 22 de julio de ese año fue inaugurada la primera etapa, que implicó 27 kilómetros de cañería y el azud y desarenador sobre el río Las Chacras.
La segunda etapa fue inaugurada el 9 de octubre y comprendió la puesta en funcionamiento de 63 kilómetros más de acueducto para abastecer ocho parajes rurales. Mientras que el 27 de noviembre del mismo año, el Gobernador dejó inaugurada la tercera etapa que incluyó la planta de filtrado y la terminación de la troncal norte, que posee una longitud de 150 kilómetros. Se trató de un beneficio para decenas de localidades y parajes de la región.
Ocho años de abandono y pillerías
El objetivo de la obra fue contribuir al desarrollo económico y social brindando una solución a productores ganaderos y habitantes de la región, con un suministro de agua acorde a las necesidades tanto en cantidad como en calidad. Este propósito quedó trunco por el abandono que el gobierno anterior hizo del acueducto. En ocho años de gestión dejaron que la obra se deteriorara sin ninguna intervención y sin concluir instancias menores que restaban para el funcionamiento óptimo.
En este período de desidia proliferaron anexiones en diversos puntos de la red que extraen mediante caños de grandes dimensiones enormes caudales, que le quitan la posibilidad de acceder al servicio a hogares, instituciones educativas y emprendimientos productivos que tienen una conexión legal.
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